Por ello se propone un organigrama circular visualizante del papel, no autoritario, de la función directiva, como foco articulador de relaciones y procesos al servicio del protagonista del proceso educativo: el estudiante.
En este modelo de organización, las etapas administrativas de planeación, organización, dirección ejecución y evaluación constituyen un proceso cíclico ininterrumpido; recomienza continuamente y compromete a todos los sectores de la comunidad universitaria. Cuenta con las directrices del Consejo Superior, de composición ampliamente representativa, y la orientación del Consejo de Fundadores.
Red de procesos USTA: La estructura organizacional universitaria no es una armazón fija y rígida, sino una integración abierta de componentes interdependientes e interfuncionales y en reacomodación permanente; se traduce en el entramado de procesos, de carácter estratégico, académico y administrativo, en torno a las exigencias de la formación fundamental, básica y profesional.
Es por esto que, el Plan de Desarrollo no debe ser plan de cúpula, más o menos esotérico, sólo para directivos; con su correspondiente Plan de Acción, debe ser ampliamente socializado y, de esa manera, compartido por todos los centros de responsabilidad, que entran en relaciones de forzosa interdependencia, activados por operadores de coordinación y de enlace. En este contexto, se espera que cada nuevo directivo, al introducir nuevos planes comprenda antes la dinámica y las tendencias en curso, con el fin de no bloquear o frenar programas y proyectos supraindividuales.